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martes, 5 de marzo de 2024

Cómo Usar las Cartas del Tarot como Herramienta de Transformación Personal

Se puede simular una situación específica con los arcanos de tarot.

 ¿Cómo trabajar con las cartas del tarot para transformar situaciones?

A veces, nos encontramos con retos, decisiones complicadas o simplemente buscamos claridad en nuestra vida. Aquí es donde las cartas del tarot pueden convertirse en aliadas poderosas. Este método es muy sencillo y, además, está al alcance de cualquiera, con o sin mazo físico.

El proceso paso a paso:

  1. Elige la carta: Si tienes un mazo de tarot, selecciona la carta que mejor represente tu situación o aquello que deseas cambiar. ¿No tienes cartas físicas? No pasa nada. Busca la imagen del arcano que necesitas en internet y descárgala.
  2. Ponla como fondo de pantalla: Configura esa imagen como fondo de tu móvil, tablet o computadora. ¿Por qué? Porque la carta, al estar visible, refuerza su presencia en tu día a día.
  3. Obsérvala y reflexiona: Dedica unos momentos a mirar la carta con calma. Piensa en lo que quieres cambiar o mejorar, y conecta mentalmente con el mensaje del arcano. Imagina cómo sería tu vida si la situación se transformara.
  4. Déjala actuar: Una vez que hayas hecho esto, suelta la carta. No es necesario estar obsesionados mirando el fondo de pantalla cada cinco minutos. Confía en que la energía de la carta ya está trabajando a tu favor.
  5. Cuándo quitar la carta: Mantenla como fondo de pantalla hasta que sientas que la situación ha evolucionado. Esto puede ser en días, semanas o incluso meses, pero será tu intuición la que te diga cuándo es el momento de despedirte de la carta.

La clave de este proceso está en la conexión personal y en la experiencia directa. Aunque pueda parecer algo simple, el poder de los arcanos reside en su capacidad de influir en nuestro entorno cuando nos abrimos a su energía.


El Loco: Para aquellos en la senda de una metamorfosis existencial completa, un reinicio desde una hoja en blanco, desechando todo lo previo para abrazar un nuevo camino, esta carta se presenta como una aliada.

El Mago: Reservada para aquellos que anhelan cultivar habilidades mágicas internas y desean liderar en diversas circunstancias, controlando tanto a personas como situaciones. (Es imperante destacar que el Mago también encarna al manipulador; sin embargo, es portador de influencias positivas).

La Papisa: Conviene manejarse con cuidado al enfrentarse a esta carta. Aunque no ostenta maldad, podría conducir hacia la soledad. La Sacerdotisa simboliza el florecimiento de habilidades mágicas, intuición, sabiduría y la búsqueda de conocimientos profundos. Desentraña secretos ocultos, destinándose más a los magos experimentados. Su aplicación debe ser reflexiva, evitando actuar impulsivamente.

La Emperatriz: Una carta propicia que demanda un diálogo continuo con ella. Solicítele consejo, formulándole preguntas como: "¿Cómo abordarías esta situación?" Las respuestas podrían manifestarse instantáneamente o incluso en sueños. La Emperatriz, con sus responsabilidades y el imperio bajo su dominio, no puede considerarse plenamente feliz. Por lo tanto, se aconseja cautela. Si la aspiración es forjar una familia, ser la única mujer para el compañero, dar la bienvenida a un hijo y alcanzar estabilidad financiera, la vida adquirirá estabilidad con el tiempo. No obstante, la responsabilidad total debe ser asumida. Si se busca una familia, la preparación para sacrificar otras facetas, como la creatividad o la reubicación por amor, se torna imperativa. Para aquellos persiguiendo una estabilidad financiera sólida, se recomienda centrar la atención en la comunicación constante con las personas y liderarlas. La organización y asunción de responsabilidades son esenciales. Aunque es una carta auspiciosa, su complejidad no puede subestimarse.

El Emperador: Se presenta como una carta masculina, excepcional para hombres. Confiere dominio, erigiéndose como un señor ante las mujeres. La última palabra reposará invariablemente en el individuo, otorgándole fuerza, sabiduría, valentía y firmeza en sus acciones y decisiones. Se caracteriza por su dureza. En el caso de las mujeres, resultará pertinente solo si desean que un hombre tome todas las decisiones y ejerza dominio sobre ellas, o si buscan un esposo con estatus y autoridad.

El Papa: En el evento de anhelar un matrimonio oficial con la persona amada y percibir demora en su consumación, esta carta proveerá el impulso necesario. También resulta idónea para la purificación espiritual en casos de sentir que el alma está contaminada. En situaciones donde se experimenta presencia mágica negativa, la carta facilitará la erradicación de tal negatividad. Además, el Sumo Sacerdote encarna el cenit del amor y la espiritualidad.

Los Enamorados: Esta carta simboliza un amor apasionado, aunque se debe tener en cuenta que también conlleva elecciones y triángulos amorosos. Su aplicación demanda cautela.

La Rueda de la Fortuna: Para aquellos que desean una existencia en constante movimiento, traslados recurrentes, viajes incesantes y la posibilidad de liderar su propia vida, esta carta se presenta como la elección adecuada.

La Fuerza: Una carta impactante que irradia una atracción y pasión poderosas. Si se aspira a relaciones íntimas con el esposo, amante o alguien aún no experimentado, esta carta resulta instrumental. Además, facilitará que estas relaciones se ajusten exactamente a los deseos del individuo, ya que, en la carta, es la mujer quien doma al león y le cierra la boca.

El Ermitaño: No ha de temerse esta carta, especialmente si se busca la revelación de verdades, especialmente aquellas concernientes al individuo mismo y su búsqueda interior. Su utilidad se manifiesta al intentar comprender situaciones académicas complejas o al enfrentarse a obstáculos para desentrañar la verdad en el ámbito laboral. La colaboración con esta carta resulta esencial.

La Justicia: La Justicia, con su carácter solemne, se erige como una carta de profunda significación. Ejemplifica la búsqueda de equidad, especialmente en situaciones judiciales donde se anhela una resolución justa. Su utilidad se extiende a la resolución de cuestiones legales. Es imperativo mantener un diálogo con esta carta, recordando su naturaleza karmicas y las posibles consecuencias adversas que podría acarrear. La Justicia, por ende, exige una reflexión cuidadosa y una aplicación consciente, ya que, por ejemplo, buscar resolver asuntos de manera injusta podría conllevar un castigo.

El Colgado: Esta carta, de naturaleza introspectiva, no se aconseja de manera indiscriminada. Su uso está reservado para aquellos momentos en los que se busca iluminación y soluciones puntuales a problemas específicos, pero solo por un breve período y con extrema precaución.

La Muerte: Desmitificando el temor asociado, la carta de La Muerte simboliza la transformación. Si se busca poner fin a una situación prolongada, esta carta ofrece el cierre necesario. Es la culminación de un ciclo y la apertura a nuevos comienzos.
La Templanza: Representando la armonía, esta carta se presenta como un faro para aquellos que se sienten fatigados, irritables o desequilibrados en cualquier aspecto de sus vidas. La Templanza ofrece la promesa de recuperar la armonía, la paz y el equilibrio perdidos.

El Diablo: Esta carta, que cumple cualquier deseo, viene acompañada de una advertencia crucial. Si bien puede conceder deseos relacionados con dinero, fama y riqueza, el precio a pagar es significativo. El Diablo demandará su tributo, por lo que su uso no se recomienda de manera indiscriminada. La vida, según esta carta, tiene su costo inherente.

La Torre: Similar a la carta de La Muerte en su función de poner fin a situaciones, La Torre lo hace de manera abrupta y contundente. Su mensaje es claro: la transformación se lleva a cabo de manera brusca. La cautela al utilizar esta carta es imperativa, recordando su naturaleza drástica.

La Estrella: En el contexto del tarot, esta carta se revela como altamente propicia para individuos con presencia en los medios y en ámbitos creativos. Resulta especialmente adecuada para aquellos que aspiran a la fama, buscan destacar en diversas esferas y consideran mudarse a ubicaciones distintas.

La Luna: La carta de La Luna, en el contexto del tarot, se despliega como un elemento de matices profundos. Su capacidad para arrojar luz sobre aspectos ocultos y secretos la hace una herramienta valiosa, aunque se aconseja cautela en su interpretación. Además, resulta beneficiosa en consultas relacionadas con el embarazo, el desarrollo de la intuición y la ampliación de habilidades esotéricas, facilitando la clarificación de situaciones complejas y enmarañadas.

El Sol: Simbolizando la popularidad y la fama, esta carta se erige como una herramienta relevante para aquellos que buscan eclipsar a otros, resplandecer con notoriedad, incluso si no ostentan rasgos notables de belleza o riqueza. Es particularmente idónea para quienes aspiran a destacar y resulta ventajosa en el contexto del nacimiento de niños.

El Juicio: Si la intención es revivir relaciones, especialmente aquellas de naturaleza familiar, y se enfrenta a una situación estancada en sus relaciones, como encontrarse sola con un hijo y su esposo en paradero desconocido, esta carta, imbuida de matices karmicos, sugiere la posibilidad de que las circunstancias regresen a su estado anterior. Se insta a una evaluación cuidadosa de la situación, dado que esta carta demanda precaución.

El Mundo: La carta El Mundo se muestra propicia para asuntos relacionados con la gestación y el nacimiento. Sí se anhela el encuentro con personas de otras nacionalidades y la mudanza a diferentes lugares. Es particularmente adecuada si se mantiene una comunicación virtual y se aspira a concretar un encuentro presencial. Asimismo, resulta beneficiosa para procesos de mudanza, especialmente aquellos con destinos lejanos y, especialmente, en el ámbito internacional.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Como ver en el tarot la Importancia de una mujer para un hombre .



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En el ámbito de la hermenéutica del tarot, se plantea una interesante exploración de la significación de la mujer en la vida del hombre, mediada por los Arcanos Mayores del Tarot. Estos arcanos , portadores de simbolismo secreto y místico, arrojan luz sobre la relación intrínseca entre los géneros. 

El Loco:

El Loco en su actitud desenfadada, muestra su forma no comprometida hacia la figura femenina. Su atención es efímera, y su relevancia en la vida de la mujer es transitoria. 


El Mago:

El Mago, como maestro de su propio destino, reconoce a la mujer como fuente de inspiración ocasional. Sin embargo, su pasión fundamental reside en la maestría de recrear escenarios deseados. 

La Papisa:

En los velos misteriosos de La Sacerdotisa, el hombre encuentra una fuente constante de intriga. Ella representa un enigma, una manifestación de lo divino, que el hombre busca desentrañar; así, su significado en la vida del hombre adquiere profundidad. 

La Emperatriz:

Entre todas las figuras femeninas, La Emperatriz es la elegida. Representa la culminación de la feminidad. Para el hombre que la valora, ella es una reina en su propio universo. 

El Emperador:

Su elección deliberada de la mujer implica un estatus especial. Anhela ser su gobernante y juntos establecen un reino de amor y poder. 

El Papa:

Aquí, se manifiesta una conexión espiritual profunda. El hombre respeta y valora a la mujer, considerándola una entidad sagrada digna de veneración. 

Los Enamorados:

Este arcano revela un amor apasionado y ardiente. La mujer es objeto de un profundo deseo y afecto, y la relación está impregnada de una llama apasionada. 

El Carro:

Ambos son compañeros en una búsqueda compartida. La mujer es esencial para alcanzar un objetivo común. Su ausencia supone un obstáculo en el viaje conjunto. 

La Justicia:

Se destaca un equilibrio perfecto en este arcano. La mujer es tratada con respeto y consideración, y su influencia en la vida del hombre es innegable. La traición no tiene cabida. 

El Ermitaño:

En ocasiones, el hombre necesita la soledad y la introspección. Aunque la mujer puede estar presente, él busca la claridad interna por sí mismo. 

La Rueda de la Fortuna:

Los altibajos en la relación están ligados al destino. A veces, la mujer es fundamental, mientras que en otros momentos su relevancia puede disminuir. 

La Fuerza:

La mujer le proporciona fuerza y coraje, tanto física como moral. Su presencia eleva su vitalidad y fortaleza. 

EL COLGADO:

Las percepciones sobre la importancia de la mujer pueden variar ampliamente. Puede ser vista como una carga o como un tesoro suspendido en su vida. 

La Muerte:

Este arcano señala una relación intensa y profunda. Para el hombre, la mujer es inolvidable, una parte fundamental de su existencia. 

La Templanza:

La armonía y el equilibrio son fundamentales aquí. Ambos se complementan mutuamente, y la relación fluye con serenidad. 

EL DIABLO:

Su dependencia mutua puede ser intensa. La mujer ejerce un atractivo irresistible, y su conexión es poderosa y, a menudo, tumultuosa. 

La Torre:

A veces, la mujer desencadena una revolución en su vida. La relación puede ser una experiencia transformadora, derribando viejas estructuras. 

La Estrella:

La mujer es una fuente de inspiración y esperanza. Su presencia ilumina el camino del hombre, y ella es su musa en la creación y la vida. 

La Luna:

En el misterio de La Luna, la relación se vuelve oculta y enigmática. A menudo, su significado es conocido solo por ellos, un secreto compartido. 

El Sol:

El hombre experimenta un amor radiante y eufórico por la mujer. Ella es el sol que ilumina su vida, inundándola de alegría y vitalidad. 

El Juicio:

En este arcano. el llamado del destino es poderoso. La mujer resuena profundamente en el hombre, guiándolo hacia un camino predestinado. 

El Mundo:

La mujer representa su mundo, la otra mitad de su alma. Juntos, forman una unión cósmica, complementándose mutuamente en esta danza eterna de la vida y el amor. 


Imagen del artista grafico Matt Dixon

viernes, 8 de septiembre de 2023

Las diversas fases de crisis manifestadas a través de los Arcanos Mayores.

 


 

 

CRISIS VISTAS A TRAVES DE LOS ARCANOS MAYORES El Loco:En esta fase se experimentará una significativa crisis marcada por la carencia de seguridad, manifestándose como una genuina crisis de incertidumbre.

El Mago: 

En este periodo, la incertidumbre asume una posición dominante, obstruyendo la capacidad de autoconciencia. Será necesario un lapso para lograr una mayor introspección y discernimiento individual, y así diferenciarse de los demás. Se precisa, por ende, una maduración sustancial de la individualidad, estableciéndose una crisis de autoidentificación. 

La Papisa: 

Se perfilan aspiraciones de naturaleza material y espiritual que desembocarán en una crisis de subjetividad. Se atravesarán episodios marcados por la ansiedad. A medida que las facultades intuitivas se intensifican, los afectos tienden a segmentarse, permitiendo cierto grado de control. 

La Emperatriz: 

Se enfrenta el individuo a una etapa en la que su reconocimiento personal se torna esquivo. El cúmulo de aspiraciones individuales se contrapone a la ineludible realidad, dando lugar al rechazo de la feminidad y gestando una crisis de autoafirmación. 

El Emperador: 

La sensación de pérdida de control, que conlleva la transición del poder a un estado extrínseco, engendra un ambiente opresivo. Se vive, así, una crisis de autoridad caracterizada por una desarticulación del dominio. 

El Papa: 

Se halla el individuo sumido en una crisis espiritual y de conciencia. 

Los Enamorados: 

Prevalecerá un recurrente estado de indecisión ante cualquier elección en este período, configurando una crisis de asociación. 

El Carro: 

La impresión de la incapacidad para encauzar la propia existencia hacia objetivos deseados insta a la cultivación de la paciencia. Surge la necesidad de abordar una crisis de control. 

El Ermitaño: 

La exploración en busca de nuevas experiencias y verdades conlleva a una crisis de independencia. 

La Rueda de la Fortuna: 

Resulta imperativo aceptar y adaptarse a los cambios que emergen del entorno, cuya influencia escapa a la esfera de control. Se experimenta, así, una crisis de aceptación. 

La Justicia: 

El individuo se encuentra atravesando una crisis en virtud de la necesidad de evaluar sus enfoques respecto a las acciones, tanto desde una perspectiva objetiva como subjetiva. Requiere la reformulación de patrones conductuales y la adquisición de una orientación más racional. 

El Colgado: 

El individuo se enfrenta a una crisis de crecimiento, donde la renuncia a sacrificios indiscriminados se torna patente. Se interpela la necesidad de superar actitudes asumidas por mera inercia. El aprendizaje del sacrificio, tras experiencias dolorosas, cobra influencia en la decisión de cambio. 

La Muerte:

La fugacidad de la realidad y la constatación de la mutabilidad gestan una apreciación aguda de los cambios. El individuo se libera abruptamente de pensamientos y acciones obsoletos, culminando en una crisis de actualización. 

La Templanza: 

Surge una crisis absoluta de abstención, pero subyace en esta restricción un propósito necesario. El resguardo energético y psíquico, y el logro de la armonía, adquieren protagonismo. Surge, así, una crisis que radica en el equilibrio entre deseos y necesidades. 

El Diablo: 

Este arcano pone de manifiesto las dependencias en su estado más prístino, sean estas vinculadas a sustancias, dinero, sexo o emociones. Se instaura, por tanto, una crisis de dependencia. 

La Torre: 

Tan solo tras una crisis de envergadura surge la catarsis, configurando el Arcano de la Torre como un símbolo de superación. 

La Estrella: 

Se experimenta una crisis que abarca la imagen personal y la juventud, cuya progresiva disipación provoca dificultades al abrazar la noción de temporalidad. 

La Luna

El conflicto entre la conciencia consciente y el subconsciente protagoniza la crisis que el Arcano de la Luna evoca. Se manifiestan inseguridades, temores y dudas, y la represión de deseos induce su ocultamiento en el subconsciente. 

El Sol: 

El arcano del Sol incita a iluminar con mayor intensidad cada acto. Revela la capacidad para reconocer las propias fallas y asumir la responsabilidad por las acciones emprendidas. Así, se propugna disfrutar del presente bajo la óptica de una crisis de realismo. 

El Juicio: 

No es posible seguir procrastinando decisiones. La adhesión a un futuro incierto o la postergación carecen de justificación. El Juicio interpela la acción inmediata. 

El Mundo: 

Se impone la comprensión de que el universo está regido por reglas inmutables a las cuales es imperativo adecuarse. No todos aceptan esta realidad, ni todos muestran disposición para asumir la sujeción a leyes incontrolables.